Aplicar un
enfoque interdisciplinario no solo enriquece el aprendizaje, también favorece
la inclusión. Según Gomzyakova (2020), permite atender las necesidades y
potencialidades de cada estudiante desde una visión integral. Cada niño
encuentra un lugar desde donde aprender, participar y brillar,
independientemente de su ritmo, estilo o condición.
Además, trabajar así fomenta el trabajo colaborativo entre docentes, la creatividad y la creación de aulas más flexibles, abiertas y humanas.
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